¿Para qué Primera Plana?...
En un mundo globalizado, en donde el exceso de información paradojalmente mantiene a la mayoría de la gente preocupada de temas que los distrae de participar en los procesos políticos que afectan directamente a su vida y sus derechos ciudadanos.
Este periódico, alternativo e independiente, posiblemente no cambie mucho las cosas en el corto plazo. Pero Chile debe ser uno de los países con menos prensa libre en América, el control mediático que se ejerce desde las cúpulas de poder, tanto del empresariado como del gobierno, hace de Chile una isla casi perfecta, en donde el ciudadano común, que es el 90% de los chilenos, está sistemáticamente aislado de una información veraz, independiente y democrática.
La afirmación anterior puede ser polémica, pero los datos son duros y están reflejados en varios estudios hechos por organismos independientes. ¿Por qué es importante que la información transparente deba ser libre y un derecho ciudadano en una democracia? Porque la información, aparte de una mercancía, en los países libres y civilizados, es un instrumento para tomar decisiones y conocer el mundo que nos rodea. En una democracia verdadera la información no es un privilegio: es el derecho a conocer los hechos que afectan directamente la realidad, el mismo conocimiento que nos permite participar en condiciones de igualdad en la sociedad que los rodea.
Lamentablemente en Chile, parece ser que tanto el Gobierno, como los partidos políticos en su gran mayoría concuerdan en que la información y el derecho a la información sólo perjudica la continuidad en el poder los privilegios de los mismos de siempre; ni a Aylwin; ni a Frei, ni a Lagos, les gustó la idea de apoyar y financiar medios independientes que pudiesen cuestionar y criticar su gestión.
Y si a la Concertación no le gustaba la libertad de información y el derecho a la misma, mucho menos a Pinochet y sus seguidores. Varios periodistas asesinados en el camino, miles de ciudadanos muertos y desaparecidos lo atestiguan… A nadie le gusta que le muestren sus defectos, menos si estos son delitos o actos repudiables… Definitivamente el derecho a la información no se lleva bien con el poder.
Si, como lectores, tienen dudas respecto a este punto, miren a Bush y a Obama persiguiendo la libertad de información en nombre de la seguridad nacional; Julian Assange, Edward Snowden y Hervé Falciani son castigados y perseguidos ante la mirada impávida y a veces cómplice de gran parte de la comunidad internacional. Ciudadanos que usando el megáfono de las redes dejaron al descubierto parte de la permanente inmoralidad de nuestros gobernantes, sus mezquindades, falsos discursos y oscuras negociaciones al margen de la ley.
Sin ir tan lejos, acá en Chile la libertad y derecho a la información se convierten en un espejismo en cuanto la concentración de medios y las políticas “centralizantes” amplifican ciertos aspectos de la realidad como la delincuencia u oportunidades de consumo, invisibilizan otros fenómenos de profundo valor social e importancia informativa, siendo estas deferencias aún más graves si se trata de regiones.
Un ejemplo fue la vez que el periodista y ex rostro de TVN, Amaro Gómez Pablos, en un seminario organizado por la universidad SEK, tratando de responder una pregunta del público, reconoció que en TVN existía como pauta el no cubrir ninguna noticia de huelgas, regionales o locales, salvo que fuera a nivel nacional; explicando así el motivo que tuvo el canal público para no cubrir la huelga de los trabajadores de la mina Pelambres, propiedad del Grupo Lucksic. Aplicando este mismo criterio, para Televisión Nacional de Chile y para Amaro Gómez Pablos, la huelga de Lech Waleza, que cambio la historia de Polonia y de la ex Europa del Este, nunca tuvo importancia, ni debió ser noticia, porque ni siquiera era de toda una empresa, sino de solo uno de sus astilleros; así, parece que Televisión Nacional, no es el canal de todos los chilenos, como dice su eslogan. Partiendo de esa base se vuelve absurdo y redundante hablar del sesgo de los demás canales de señal abierta.
Hoy más que nunca, Chile, como país, como sociedad y como la democracia que dice ser, necesita iniciativas como Primera Plana; los ciudadanos de este país, cansados de no ser informados de forma democrática y veraz, están comenzando a autogestionar su propia información, utilizando los recursos de la red y las redes sociales; el chileno de la calle sabe que los medios tradicionales le omiten información, que distorsionan la realidad, minimizando a maximizando los hechos para justificar o atacar a sus rivales políticos, en los medios tradicionales es casi un tabú, informar sobre abusos de las empresas con sus trabajadores, o con sus clientes, o sus consumidores; eso no es noticia como lo dijo Gómez Pablos, tal vez porque los trabajadores de una empresa, o sus clientes no pagan los anuncios, o la publicidad de la cual viven los medios de comunicación de masas.
El panorama general no es bueno, en Chile faltan medios independientes que informen a los ciudadanos de lo que realmente hacen los gobernantes y los empresarios de este país; necesitamos, como sociedad, saber cuánto dinero le pasa, tal o cual empresario, a tal o cual político o partido político, para pagar sus “buenos oficios”, para apoyar los intereses de, éste o aquél, empresario, en tal o cual asunto, que obviamente pasa teóricamente por la gestión legisladora, reguladora o de fiscalización del Congreso.
Los chilenos, sabemos que estos “buenos oficios”, siempre serán por acción u omisión, y que evidentemente todo quedará, “adecuadamente” registrado en la cuenta de la empresa emitiendo una o varias falsas boletas o facturas para justificar el gasto. Tenemos que saber lo que pasa, sin límites, para pensar y actuar con reflexión. Es la única forma de cambiar a Chile.
Por esto, Primera Plana renace de como diario digital para dar un espacio a cualquier periodista independiente o ciudadano, que movido por el afán republicano de informar verazmente a la ciudadanía, pueda usar este medio para hacer de Chile un país más informado, más democrático y más republicano.
Esperamos sus colaboraciones.
D. De la Vega
Desde que Wikileaks empezara a filtrar documentos que revelan detalles del tratado “Trans-Pacific Partnership” o TPP, diversas ONG y agrupaciones civiles de los países involucrados han puesto el grito en el cielo para frenar o al menos transparentar la tramitación del pacto comercial más grande del mundo hasta la fecha. Englobando alrededor de un 40% del PIB mundial, estaría integrado por: Australia, Brunei, Canadá, Chile, Estados Unidos, Japón, Malasia, Méjico, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam.
El acuerdo al igual que otras instancias multilaterales similares va más allá de una alianza comercial en pos del libre tránsito de bienes, la adscripción al tratado implica acceder a imposiciones externas en áreas como la propiedad intelectual, acceso a medicamentos genéricos o patentes agroalimentarias entre otras. Hacer concesiones en éstas áreas en conflicto con la soberanía de los países participantes, especialmente si las negociaciones y procesos se hacen a espaldas de la ciudadanía.
En referencia al tema, el académico de la facultad de derecho Rodrigo Cooper afirmó “hay muchos trascendidos con respecto al TPP pero no hay nada concreto que alguien pueda leer” dada la confidencialidad a la que se obligaron los países firmantes hasta que no existen “avances substanciales”.