Los sistemas de salud deben ser inclusivos, respetuosos de la libertad de decisión. Deben procurar el mejoramiento de la calidad de vida del individuo y de la sociedad en forma tangible, promoviendo un sistema dinámico que se adapte a las necesidades de la población bajo los conceptos de solidaridad, universalidad y eficiencia.
El sistema de salud chileno, si bien tiende a actuar bajo los conceptos de solidaridad y universalidad, aún está lejos de ser eficiente, no pudiendo cubrir las necesidades de la población.
De ello dan cuenta algunos rankings internacionales (el de la Organización Mundial de la Salud, por ejemplo) donde Chile destaca en salud de los menores de 5 años, desempeño sanitario, nivel de salud y desempeño global, logro de metas y capacidad de respuesta. Sin embargo, si se trata del rango de capacidad de respuesta, Chile se encuentra muy mal posicionado. Este es justamente uno de los principales inconvenientes en la salud pública. ¿O usted no recuerda por cuánto tiempo se ha hablado de eliminar las listas de espera? Más aún si hablamos de equidad financiera: Chile se encuentra pésimo en los rankings... Lo sabemos, existe una desigual distribución del ingreso en el país y esta es una señal más.
Hace algunos días, la candidata presidencial Carolina Goic ha reflotado el tema de las concesiones en los centros de salud insistiendo a la Ministra Castillo con una solución a la carencia histórica en infraestructura de la salud pública chilena. Ello es de toda lógica, pues se hace imperioso desarrollar la infraestructura óptima para la salud de la población con modernos hospitales y redes de atención primaria. Pero, ¿el fin justifica los medios?
Debemos considerar que recién en 2009 se ha plasmado una mayor inversión en salud después de la baja inversión observable entre los años 1973 y 2008. Para el año 2013 Chile tenía en promedio 2,18 camas por cada mil habitantes, siendo el promedio OCDE 5,045. Lo anterior nos deja con menos de la mitad de posibilidad de atención en pacientes hospitalizados, impidiendo poder cubrir la necesidad de la población y desencadenando en la compra de servicios en clínicas privadas, aspecto que aumenta aún más el gasto del Estado. Por ello, es urgente saldar esa brecha y poder entregarle atención médica de calidad y oportuna a todos los ciudadanos en forma eficiente.
Para solucionar el problema de infraestructura, se han iniciado las concesiones hospitalarias con las que se construyeron hospitales como El Carmen de Maipú y el Hospital de la Florida, siempre con la intención de entregar salud a personas que no la estaban recibiendo. Sin embargo, se ha observado un sobreprecio en la construcción que bordea el 31% respecto al valor en la modalidad tradicional y en un período de tiempo superior en más del 35% al plazo máximo de construcción. ¿Qué quiere decir aquello? Que lamentablemente no se logra cumplir el fin de la concesión, es decir, aumentar la eficiencia y disminuir los costos.
Tampoco se consideran los demás problemas relacionados con gestión, como es la ausencia de la toma de decisiones por parte del Ministerio de Salud. El origen está en que las decisiones son tomadas por el Ministerio de Obras Públicas (MOP), pues así se señala en la Ley de Concesiones de 1996. A ello podemos sumar la falta de fiscalización y una clara ausencia de visión salubrista en la gestión clínica-sanitaria que aporta flexibilidad en la atención del paciente pudiendo convertir camas y otorgar ciertos recursos si alguna emergencia lo requiere.
Finalmente, es vital considerar con mesura la implementación de un modelo como la concesión hospitalaria, en que tanto la experiencia internacional como nacional no ha sido del todo positiva, ya que ha mostrado problemas en su implementación, desarrollo y sobretodo con un desmedro en la salud de la gente.
Por lo que proponemos basar las políticas de salud en sistemas con una evidencia que sustente al modelo para lograr un sistema de salud exitoso que logre realmente prevenir y sanar enfermedades.
Si al final de camino es necesaria la alianza público-privada, así habrá de trabajar, pero no se puede desentender de la obligación del estado de otorgar salud a todos. De lo contrario, el negocio de unos pocos puede convertirse en la desgracia de la gran mayoría del país.
René Fernández Montt es Profesor del Centro de Estudios Organizacionales de la Universidad de Santiago de Chile. Magíster en Economía Financiera, Universidad de Santiago, Máster en Banca y Finanzas, Universidad Alcalá de Henares y en el pasado ocupó el cargo de Director de la Sociedad Chilena de Políticas Públicas. Autor de los libros: ¿Es posible lograr el millón de dólares? Consejos desde las Finanzas para la Mejor Vida, y "Concentración de la propiedad en Latinoamérica.”
Nicolás Molina Veloso es Médico General de Zona en la comuna de Monte Patria. Posee estudios de postgrado y diplomados en gestión de políticas de salud, métodos y determinantes en salud, salud mental y psiquiatría comunitaria. Magíster en salud Pública con mención en gestión en salud de la Universidad Andrés Bello.