Todos esperaban la despedida de Obama. Tal como el discurso de bienvenida, tras ser elegido Presidente de los Estados Unidos en noviembre de 2008, el farewell del primer Mandatario afroamericano en la Casa Blanca era un acontecimiento anunciado y esperado, por la significación de su liderazgo en los últimos ocho años, y por la perspectiva de que su impronta se mantenga en un país dividido y polarizado.
Obama repasó sus logros: hacer frente a una crisis financiera sin despojar a los más desposeídos, sin blindar gratuitamente a los bancos; un sistema de salud que permite el acceso a millones de personas que no se podían dar el lujo de enfermar; la captura de Osama Bin Laden y una ardua lucha contra el terrorismo; una reforma migratoria que abrió las puertas a miles de indocumentados a regularizar su situación.
Pero su principal logro es la inyección de un espíritu distinto y justo en su país. Es la tolerancia dentro y fuera de sus fronteras y la perspectiva de una identidad nacional construida sobre lo diverso.
Por ello, la frase que más sacó aplausos en su despedida fue: "Rechazo la discriminación contra los musulmanes estadounidenses". Responde a la constatación del nuevo Estados Unidos que se impondrá a partir del 20 de enero, con la asunción de Donald Trump.
"Después de mi elección, se hablaba de unos Estados Unidos post-raciales", dijo. "Esta visión, aunque bien intencionada, nunca fue realista. La raza sigue siendo una fuerza potente y con frecuencia de división en nuestra sociedad".
“Si no vamos a invertir en los migrantes porque no se ven como nosotros, vamos a disminuir la fuerza laboral de Estados Unidos”, dijo Obama.
“No perdierdan la fe en su capacidad de cambio- dijo- sí podemos, sí lo hicimos y sí podemos”. Así terminó su discurso de despedida, una manera de convocar de nuevo a los estadounidenses a no darse por vencidos y a movilizarse en defensa de los valores democráticos, la igualdad, la libertad y el respeto a la diversidad.
Obama avisó que la democracia está “amenazada” por varios frentes.“La desigualdad creciente, los cambios demográficos… cómo responder a estos desafíos a nuestra democracia determinará nuestro futuro”, dijo. Y para ello propuso un nuevo “contrato social” porque “todo el progreso que hemos conseguido sabemos que no es suficiente… y si no creamos oportunidades para todas las personas, la desafección y la división que frena el progreso se agudizará en los próximos años”.